Alfredo Martin dirige y escribe una obra que llega al corazón de los que amamos el teatro y a los artistas de antaño.

Una vieja actriz que vivía en la Casa del Teatro, se escapa y se refugia en un viejo teatro abandonado.

Allí rodeada de utilería vetusta ensaya su última obra que es interrumpida por los sonidos que vienen de una Iglesia.

En el medio de esta situación hay una periodista que se inmiscuye en su vida y ella de a poco, empieza a hablar de esos fantasmas del pasado.

Entre esos fantasmas, evoca su trabajo de jovencita  en Dios se lo pague de Luis César Amadori y a partir de una obra de Florencio Sánchez, Puertas Adentro, vuelven a aflorar esos pensamientos anarquistas y decide pelear por ese teatro que quieren desalojar para hacer un estacionamiento.

Ficción y realidad dicen que van de la mano y aquí su autor, ha sabido manejar muy bien esa situación.

Con herramientas sencillas y con pequeños homenajes a autores y actores que se mencionan, Elida Schinocca como Eloisa, en el rol de esa vieja actriz y Rosana López como Ada , una periodista que se mete en su vida, se construye esta pequeña, pero gran historia que llega al corazón. 

Ambas actrices, se sacan chispas y juegan escenas dramáticas y risueñas que son dignas de aplaudir.

Como frutilla final hay una hermosa sorpresa, en donde todos terminamos cantando algo muy simbólico y que nos hace sentir Libres.

Pero eso no lo vamos a revelar. Eso sí, traten de ir a ver Si alguna vez te hace falta mi vida. Una obra indispensable para entender a esos actores que han dado su vida al teatro.

                            Marcelo Oliveri