La Tiendita del Horror volvió a la calle Corrientes. A diferencia de la versión producida por Alejandro Romay en el 2001, donde recurrió a figuras de la televisión como Diego Ramos, Sandra Ballesteros y Humberto Tortonese, esta versión reúne a un elenco de figuras desconocidas para el gran público, pero que son muy talentosos.

Ambientada a fines de los años «50, ya que está basada en una película clase B de la época dirigida por Roger Corman, la historia comienza en una florería de una pobrísima ciudad estadounidense.

El señor Mushnik (Juan Denari), está por cerrar el negocio debido a la falta de clientes. Pero para evitar perder sus empleos, la ingenua Audrey (Luli Chouhy) y el torpe y bonachón Seymour (Fede Couts) tratarán de convencer a su jefe de poner en la vidriera una extraña planta descubierta por el joven como forma de atraer clientes.

El efecto es inmediato, ya que los clientes comienzan a llegar sin cesar, aunque la planta, bautizada Audrey II, tendrá extraños comportamientos que les traerán más de un dolor de cabeza.

Es que el vegetal le revela a Seymour que necesita alimentarse de sangre, por lo que el personaje accede a brindarle la suya en pequeñas dosis.

Con cada nueva alimentación, la fama y fortuna del protagonista se incrementa, aunque pronto comenzará a exigir carne y sangre humana fresca.

Temiendo perder la fama y fortuna conseguidas, y por ende el amor de Audrey, el protagonista accederá a conseguir víctimas para Audrey II. El primero en caer será el sádico dentista Orin (Mike Chouhy), que sale con Audrey y la maltrata, y que realmente merece «salir de escena» por su crueldad.

Pero eso no será suficiente, ya que la planta caníbal demandará «más comida» una y otra vez y nunca estará satisfecha, poniendo en un verdadero dilema a Seymour y provocando un final completamente inesperado.

Con un muy buen despliegue de producción, en el que se destacan una impecable escenografía e iluminación, y una acertada elección de jóvenes talentosos, La Tiendita del Horror enamora por sus canciones y cumple con la premisa de entretener.

Que es cruel y sádica esa plantita no quedan dudas. Así que ojo con esa plantita que tenés en tu balcón...

No vay a ser cosa que tengas una hermanita.

                    Marcelo Oliveri